domingo, 30 de junio de 2013

31 Días con San Ignacio - Dia 1 - 1° de Julio de 2013 - Principio y Fundamento

31 Días con San Ignacio

Bienvenido a 31 Días con San Ignacio, una celebración de un mes de duración de Espiritualidad Ignaciana. En honor de la fiesta de San Ignacio de Loyola el 31 de Julio, ofreceremos una selección de artículos, Blogs y videos para ayudarte a explorar las riquezas de la Espiritualidad Ignaciana.


Principio y Fundamento - Video Introducción (9'30")

Dia 1

El Principio y Fundamento
Mucho más que una meditación de inicio de los Ejercicios


"El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados". (San Ignacio, Ejercicios Espirituales 23)

 
Por Javier Castillo, sj
INTRODUCCIÓN
El Principio y Fundamento es un texto aparentemente sencillo, unas cuantas líneas a las que el ejercitante desprevenido podría dedicar sólo uno o dos bloques de oración. Sin embargo, para todo el engranaje de los Ejercicios Espirituales (EE) y para el fin que pretenden es un punto de partida que se debe hacer con cuidado ya que ofrece el horizonte de sentido e interpretación de toda la experiencia. Es, como lo diremos adelante, una obertura que presenta todo el plan de Dios para el ejercitante y, a la vez, una síntesis del proceso que le llevará a tomar conciencia de cuál es el papel que Dios le está invitando a llevar a cabo en este momento de su vida. La experiencia demuestra que un Principio y Fundamento bien reflexionado se convierte, por decirlo de alguna manera, en un símbolo de fe que contiene la lógica de Dios creando a cada ser humano. No se trata entonces de “rezar” el Principio y Fundamento de Ignacio sino, a partir de la estructura que él presenta, ir descubriendo el que Dios le revela a cada persona en particular.

1.      ORIGEN DEL TEXTO
Es muy probable que San Ignacio, para la redacción del texto del Principio y Fundamento (en adelante PYF), se haya inspirado en escritos de Erasmo y Pedro Lombardo [1], sin embargo, quienes se acercan a la experiencia de los EE, sienten en este pequeño texto el espíritu de Ignacio, en concreto la experiencia del Cardoner vivida en el año de Manresa. Varios autores, Arzubialde, Royón y Baena, entre otros, coinciden en que la redacción final sólo se dará entre 1536 y 1539 en Roma pues en él nos ofrece “una acuñación filosófico-teológica tan depurada que induce a pensar que su redacción definitiva pertenece a la época en que, acabados sus estudios ya en Italia, alcanzó la síntesis final de su comprensión teológica del hombre” (ARZUBIALDE  1991, 72).
En un primer momento el PYF era tan sólo una declaración en la estructura de las cuatro semanas de los EE pues Ignacio dedicaba un largo espacio de tiempo a la preparación de quien se disponía a hacerlos y, en éste, se suponía que el ejercitante lo iba reflexionando. No obstante, con el tiempo, esa larga preparación a los EE se fue acortando y el mismo Ignacio opta por ubicarlo al inicio de la experiencia para suscitar en quien recibe los EE las actitudes y disposiciones necesarias para hacerlos con fruto. “DIR 2.6 JESUS COMO SE DEBE HABER QUIEN DA LOS EJERCICIOS CUANDO SE DAN EXACTAMENTE.  [Original latino] ORDEN. § Cuanto al orden, propóngase ante todo el fundamento; 2º, el examen contra algún defecto particular (…)” (DIRECTORIO AUTÓGRAFO, 2.6).

2.      EL TEXTO
El PYF se compone de cinco puntos agrupados en dos partes:

PRIMERA PARTE El fin del hombre
Las cosas creadas
El uso tanto cuanto de las cosas
SEGUNDA PARTE Una actitud: La indiferencia
Un principio: El Magis

2.1     El fin del hombre
San Ignacio quiere que el ejercitante tenga como punto de partida la consideración de cuál es su puesto en la obra del Padre. El hombre como centro de la creación es criado por Dios. Es un texto que coloca al hombre como centro pero desde la conciencia clara de su ser creatura, de saberse recibido de Dios y por lo tanto dependiente enteramente de Él.  Royón expresa en estos términos la antropología  de este primer punto del PYF: “se trata de una antropología trascendente, una concepción de la vida, en definitiva, cuyo centro no lo ocupa el propio sujeto, sino que el sujeto ‘se recibe’ de otra instancia superior, soberana y libre, que es Dios, el Señor. Así el ‘hombre creado’, se recibe como fruto del amor de Dios.” (ROYÓN, 2). Ese hombre, puesto como centro de la creación, tiene una misión: alabar, hacer reverencia y servir a Dios y así salvar su alma, es la vocación de la que el ejercitante irá tomando conciencia a lo largo de toda la experiencia de los EE. ¿A qué le llama Dios en este momento de su historia personal? ¿Cuál es la traducción existencial del alabar, reverenciar y servir a Dios hoy?
En la experiencia de los EE este punto ayuda a tener un horizonte de interpretación de cómo va sucediendo el paso de Dios en el ejercitante. Es una revelación de la voluntad de Dios para el aquí y ahora de quien hace los EE. El biblista Gustavo Baena no duda en calificar este texto como Revelación de Dios pues en él Dios quiere manifestar su voluntad a una persona. (Cf. BAENA 2005, 13). Esa Revelación, es siempre amorosa. Orar con textos como el de Sabiduría 11, 21 – 12, 2 confirma esta faceta del acto creador de Dios.

2.2     Las otras cosas
Todo lo que coloca Dios al servicio del hombre es para su servicio pero con una finalidad, ayudarlo a conseguir el fin para el cual fue creado, de modo que el uso de las cosas está subordinado al fin, son medios que han de usarse con libertad pero nunca han de ser consideradas como fines en sí mismos.
En las cosas, de manera legítima, el hombre va descubriendo la impronta de Dios y un camino para descubrirlo y amarlo. Es interesante la precisión que hace Royón al decir que, ya en Manresa, en su conversión al mundo, Ignacio se vuelve a la creación pues, además de encontrar en ella las huellas del Creador, la puede amar pues es un don de Dios para el hombre y expresión de su rostro divino (Cf. ROYÓN, 3). Encontramos aquí un punto de encuentro con la Contemplación para alcanzar amor que nos invita a reconocer a ese Dios que habita las creatura, dando vida, sensando y dando entender. ¿Se podría hablar de los EE como una experiencia que se enmarca en el PYF y la Contemplación para alcanzar amor? Algunos autores dicen que es muy probable.

2.3     Tanto cuanto
Es un primer momento de la indiferencia ligada al primer grado de humildad de la segunda semana. Apunta a que el ejercitante tome conciencia de cómo ha usado y cómo debe usar las cosas de acuerdo con el fin para el cual es creado. Las usará sólo en tanto lo acerquen, lo dispongan a ese fin. Podría afirmarse que este primer grado de libertad lo que pretende es ayudar a vivir una relación ordenada con las cosas desde el recto cumplimiento de las normas humanas y sociales pero sin implicar de manera más intencionada los afectos. La aplicación del tanto cuanto ayuda a disponer y ordenar los afectos en orden a la elección que se irá dando en las etapas siguientes de los EE.
Esta primera toma de conciencia en orden a liberarse de todo afecto que desordenado sea ayuda al ejercitante cuando  “al abandonar toda pretensión de ser él mismo la medida de su servicio y de su amor, dejará que Dios disponga de él para en todo poder amarle y servirle” (ARZUBIALDE 1991, 76).

2.4     Una actitud: la indiferencia
Para San Ignacio este es uno de los puntos cruciales del PYF. En el directorio dictado al Padre Vitoria se menciona como la “dificultad” a la que el ejercitante debe poner mucho interés de cara a mejor disponerse y ordenarse para en todo hacer la voluntad de Dios, dice: “consideraréis este fundamento bien. Podrále dividir en tres partes: 1º el fin para que Dios lo crió; 2º los medios; 3º la difficultad que ay en tomar éste o aquel, sin saber cierto el que más conviene, según lo ya dicho, y el daño que desto viene, para que de aquí nazca el ponerse en equilibrio”. (DIRECTORIO P. VITORIA 3,20).
La indiferencia entonces trabajará los afectos del ejercitante para que vaya logrando un grado alto de libertad interior frente a los medios que tiene para conseguir el fin que Dios le ha propuesto. Esa libertad se expresará en la actitud de abandono en las manos de Dios como fruto de una “actitud afectiva de distanciamiento crítico de las mismas (cosas)” (ROYÓN, 5). El proceso de armonizar el uso de los medios con el fin no se da de manera inmediata, se va dando en el “hacerse indiferente”  a lo largo de toda la experiencia de los EE. Baste con evocar como se pide esta actitud en la oración preparatoria [46], y en las diferentes meditaciones que componen la elección (preámbulo, binarios, grados de humildad…). El resultado es que quien hace los EE tome conciencia de que Dios es su único absoluto, que el Dios a quien ama y sigue es un Dios siempre mayor.
Conviene que al invitar a meditar sobre la indiferencia no se confunda con la indiferencia social que hace oídos sordos a lo que le pasa a la humanidad que sufre o la ataraxia que simplemente niega el sentimiento y la afectividad humana. Aquí hablamos de un don de Dios que se va haciendo en el contacto inmediato de Dios con su creatura. Un rato largo de oración con el texto de Flp. 3,12-16 ayudará al ejercitante a mantenerse en camino en la búsqueda de la indiferencia.

2.5     Un principio: el Magis
El último componente del PYF es un principio integrador que invita al que desea ordenar su vida para buscar y hallar la voluntad de Dios sin determinarse por ninguna afección desordenada a sólo desear y elegir lo que MÁS lo conduce al fin que va descubriendo a partir de la toma de conciencia del paso, del acontecer de Dios en su historia. El Magis integra y supera la dinámica del tanto cuanto y de la indiferencia pues va más allá del uso de las cosas de acuerdo con los principios de la ley  (tanto cuanto) o del equilibrio que busca la indiferencia entre medios y fin. Aquí Ignacio invita a abrirse a una experiencia más honda de desear y elegir sólo lo que conduce al fin. Hay una implicación afectiva, una entrega del corazón que surge precisamente del reconocer a ese Dios siempre mayor que quiere revelar a la creatura su voluntad. Arzubialde lo describe muy atinadamente con estas palabras: “El telón de fondo de este más ignaciano es precisamente la imagen de Dios, totalmente Otro y trascendente en su amor, radicalmente desemejante de los pensamientos que el hombre se pueda forjar acerca de él” (ARZUBIALDE 1991, 81).
Ese deseo afectivo se va desarrollando en la identificación progresiva con Jesús que el ejercitante experimentará en la contemplación del Rey Eternal y de los misterios de la vida de Jesús en la 2ª, 3ª y 4ª semana hasta llegar a integrar todos sus sentimientos en la actitud de amar y servir que meditará en la Contemplación para alcanzar amor.

3.      ORDEN Y MODO DE HACERLO
Como se dijo arriba, en un principio el PYF no hacía parte de las semanas de los EE y por lo mismo Ignacio no definía un modo y orden particular, sin embargo, en los cambios que él mismo introduce propone que se dedique una buena parte del primer día: “Ignacio no prevé un día especial para el PYF. Como tampoco fija tiempo ni horario para las maneras de Humildad, ni para la Contemplación para alcanzar amor. Se debe hacer a ratos por todo el día…” (ARZUBIALDE 1991, 82).
Hay una propuesta que puede ser novedosa y útil para el ejercitante [2]. Se trata de ir tomando conciencia del acontecer de Dios en la propia historia, mirar los hitos de la propia vida en los que se va descubriendo la voluntad de Dios para el ejercitante. Pero la mirada no es sicológica, es por vía de experiencias significativas de Dios entendiendo éstas como lo explica K. Rahner citado por Baena  “es cuando la persona se siente impulsada a pensar, a obrar y a desear algo en función del otro (…) Cuando Dios te revuelca por dentro y te saca en función del otro” (BAENA 2005, 19-20).
La propuesta es fijar un período de tiempo, puede ser desde los últimos EE, y mirar con detenimiento el paso de Dios. Que mociones va sintiendo el ejercitante cuando revisa su vida interior, su vida comunitaria, su vida apostólica y, allí, donde siente algo de relevancia, detenerse pues muy probablemente ahí hay una locución de Dios. Pueden ayudar estos puntos:

  • Revisar en la presencia de Dios cada una de las dimensiones de mi vida y tomar conciencia de: (conviene tomar nota de los hitos fundamentales)
        Luces especiales recibidas
        Llamadas, movimientos a cambiar o evitar algo
        Llamadas a hacer algo
        Deseos persistentes o recurrentes, incomodidades (desolaciones). Que siente que estorba el proceso interno

  • Leer la lista y detenerse en aquello que cree que puede ser más central para su vida y hacer oración sobre eso. Es considerar estos sucesos como un signo de los tiempos que se interpreta desde la experiencia de Dios.  ¿Qué es lo que Dios quiere decir con esto? 
Lo determinante es ver la lógica de Dios en todo y reconocer que de fondo lo que se está revelando es la voluntad de Dios para el ejercitante en este momento de su vida. Esas llamadas urgentes configuran el primer esbozo del PYF que se irá afinando en el curso de las cuatro semanas de los EE.
CONCLUSIÓN
El PYF no es una meditación más dentro de los EE, es el pórtico de toda la experiencia y la que, de alguna manera, ofrece a quien hace los EE la clave de interpretación de todo lo que sucederá en las cuatro semanas, es, utilizando el símil de Arzubialde, una obertura que presenta lo que será el plan de Dios y la Revelación de su amor y voluntad a la creatura que se desarrollará en los cuatro movimientos de esta sinfonía que ejecuta la partitura en la que Dios le dice al hombre para que es creado hoy.
Este texto de Royón expresa bellamente lo arriba dicho: “De aquí que se pueda hablar del PF como de un texto de ‘iniciación’ y síntesis conclusiva del proceso de los Ejercicios (Royón 1981, 24ss). No es posible que en pocos días dedicados a la oración sobre el contenido de este texto, el ejercitante obtenga el fruto al que acabamos de referirnos. Será al final del proceso de los Ejercicios cuando podrá ofrecer ‘toda su libertad, memoria, entendimiento y toda su voluntad’, porque solo le basta el amor y la gracia del Señor  [EE 234].” (ROYÓN, 7)
BIBLIOGRAFÍA
ARZUBIALDE, S., Ejercicios Espirituales de San Ignacio, Colección Manresa, 1. 1991. p. 71-83
BAENA, G., “Dimensión Bíblica del Principio y Fundamento” en APUNTES IGNACIANOS, 43. 2005. p. 12-22
ROYÓN, E., “Principio y Fundamento”, en DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA. 



[1] Canon 4º del capítulo VII del Enchiridion militis christiani y Liber II Sententiarum respectivamente.

[2] Inspirada en los EE dados por el P. Gustavo Baena, sj en 1998 a los juniores de la Provincia de Colombia.