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31 Días con San Ignacio
Bienvenido a 31 Días con San Ignacio, una celebración de un mes de duración de Espiritualidad Ignaciana. En honor de la fiesta de San Ignacio de Loyola el 31 de Julio, ofreceremos una selección de artículos, Blogs y videos para ayudarte a explorar las riquezas de la Espiritualidad Ignaciana.
Respirando en el silencio
Me
encontré esta mañana, con una reflexión sobre una experiencia que ocurrió el año
pasado durante un retiro. Fue
una noche de viernes el pasado mes de marzo, y di un paso fuera de la capilla en el
aire fresco durante un periodo de silencio sagrado. A medida que las puertas de la capilla se cerraban detrás de mí, pude ver de nuevo a los 30 jóvenes que se encontraban en completo silencio y la
oración.
El silencio vino conmigo a medida que tomé unas cuantas respiraciones profundas ahi afuera. Mientras lo hacía, me di cuenta del mundo vivo que me rodea. Cruzando el estacionamiento de nuestra Iglesia, una mujer joven junto con su familia y amigos celebraba su fiesta de quince en nuestro edificio principal. El latido de la música y la risa de la gente se percibia afuera con el abrir y cerrar de las puertas. Aspiré la alegría del momento.
En la distancia, oí el chasquido de un bate de béisbol y los vítores de los aficionados de la Universidad de béisbol de Georgia. Le sonreí a los gritos, a sabiendas de que algo bueno había pasado. Aspiré el entusiasmo de la comunidad.
De repente, miré hacia arriba, debido a los sonidos cada vez más fuertes de un helicóptero. Los helicópteros volaban bajo y moviendo rápidamente con sus luces frenéticamente de exploración. Aspiré la tristeza de su búsqueda, porque sabía que estaban buscando a un joven que disparó y mató a un oficial de policía en los días de nuestra comunidad antes.
Volviendo a los jóvenes adultos respirando profundamente en el silencio y en su tiempo con Dios, me encontré comprendiendo que Dios estaba de alguna manera en todos estos momentos, al mismo tiempo: Dios habla a cada joven en su única oración silenciosa , Dios celebra dentro de la alegría de la fiesta, saboreando la experiencia de Dios, de la comunidad en el juego de béisbol, y de alguna manera, al mismo tiempo, Dios estaba en la búsqueda de la joven, consolando a los familiares y amigos del policía caído y consolando a la familia del hombre que huçia, ofreciendo sabiduría en las decisiones, tanto del hombre y de los agentes que lo buscaban.
Me sentí abrumado con la claridad en que esa noche vi a Dios en todas las cosas. Esta noche no fue la única en la multitud de acontecimientos de la vida en los que vivi tanto la alegría como el dolor, sino que esa noche vi que Dios estaba en todos ellos de alguna manera. Esa noche fue única, porque me di cuenta de la presencia infinita de Dios en nuestras vidas, y solo pude darme cuenta por el regalo del silencio de la noche.
El silencio vino conmigo a medida que tomé unas cuantas respiraciones profundas ahi afuera. Mientras lo hacía, me di cuenta del mundo vivo que me rodea. Cruzando el estacionamiento de nuestra Iglesia, una mujer joven junto con su familia y amigos celebraba su fiesta de quince en nuestro edificio principal. El latido de la música y la risa de la gente se percibia afuera con el abrir y cerrar de las puertas. Aspiré la alegría del momento.
En la distancia, oí el chasquido de un bate de béisbol y los vítores de los aficionados de la Universidad de béisbol de Georgia. Le sonreí a los gritos, a sabiendas de que algo bueno había pasado. Aspiré el entusiasmo de la comunidad.
De repente, miré hacia arriba, debido a los sonidos cada vez más fuertes de un helicóptero. Los helicópteros volaban bajo y moviendo rápidamente con sus luces frenéticamente de exploración. Aspiré la tristeza de su búsqueda, porque sabía que estaban buscando a un joven que disparó y mató a un oficial de policía en los días de nuestra comunidad antes.
Volviendo a los jóvenes adultos respirando profundamente en el silencio y en su tiempo con Dios, me encontré comprendiendo que Dios estaba de alguna manera en todos estos momentos, al mismo tiempo: Dios habla a cada joven en su única oración silenciosa , Dios celebra dentro de la alegría de la fiesta, saboreando la experiencia de Dios, de la comunidad en el juego de béisbol, y de alguna manera, al mismo tiempo, Dios estaba en la búsqueda de la joven, consolando a los familiares y amigos del policía caído y consolando a la familia del hombre que huçia, ofreciendo sabiduría en las decisiones, tanto del hombre y de los agentes que lo buscaban.
Me sentí abrumado con la claridad en que esa noche vi a Dios en todas las cosas. Esta noche no fue la única en la multitud de acontecimientos de la vida en los que vivi tanto la alegría como el dolor, sino que esa noche vi que Dios estaba en todos ellos de alguna manera. Esa noche fue única, porque me di cuenta de la presencia infinita de Dios en nuestras vidas, y solo pude darme cuenta por el regalo del silencio de la noche.
por Becky Eldredge
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